Seguramente
cerca de ti hay personas desesperadas por algo y otras que no tienen ninguna
preocupación, ¿observas la diferencia? En las primeras hay inquietud y dolor,
en las segundas paz y bienestar.
Ahora obsérvate
a ti, ¿llevas infelicidad contigo a donde vayas y no puedes escapar de ella? Si
es así, lo que sucede es que ésta vive en tu mente porque la has programado con
creencias que te parecen lógicas, pero que en realidad sólo te esclavizan.
¿Qué causa esta
infelicidad y dolor?
La respuesta es
sólo una: el apego, el cual se da cuando uno se aferra a un objeto de deseo y
éste puede ser una persona, una cosa, una situación, un pensamiento, una
actividad, un lugar. Piensas que no puedes ser feliz si no tienes contigo
a esa persona, a ese objeto o si no vives tal situación, si los demás
hacen o no tal cosa y una infinidad de razones más.
El apego nos
hace reaccionar con ansiedad y de forma compulsiva, lastimarnos a nosotros
mismos y a otros. Nos impide amar libremente y permitir ser libre a quien
amamos, nos imposibilita para tomar buenas decisiones y solucionar
nuestros problemas.
Apegarse hace
que nuestra mente se detenga en un solo pensamiento difícil de dominar,
haciéndonos vivir atados. Esto ocasiona que nada pueda alegrarnos, que no
vivamos la vida felices, que atraigamos cosas negativas a nuestra existencia.
Sólo tú puedes
hacerte feliz
Sin embargo te
tengo una noticia: toda esa infelicidad es falsa, porque tú eres feliz,
aquí y ahora. Tus miedos, preocupaciones, conflictos, culpas, remordimientos y
ataduras al pasado son sólo creencias sociales, culturales y personales, son
maneras de percibir las cosas deformadas por la acumulación de datos erróneos.
Así como un
diamante no es mas que una piedra a la que la mente humana le ha dado un valor
inmenso, igualmente puedes darte cuenta de que todo tiene el valor que nosotros
le damos, es decir, la forma en que nos relacionamos con el mundo está creada
por la mente.
Por eso lo que
nos hace felices no son las personas, ni los objetos, ni las situaciones, sino
los pensamientos que en relación a ellos creamos en nuestra mente. Ser felices
no depende de las cosas de la vida, sino de cómo las enfrentamos y qué concepto
nos formamos sobre ellas.
Cómo lograr el
desapego
Aunque parezca
una contradicción, para conseguir cualquier cosa que se desee, es necesario
renunciar a nuestro apego por ese objeto. Esto se compara con tener agua entre
las manos, si las mantienes abiertas el agua se queda entre ellas, pero si
intentas atraparla se te escurre entre los dedos. De la misma forma, practicar
en nuestra vida el desapego nos permite que todo fluya con naturalidad.
Al desapegarnos
nos liberamos de lo que nos daña, soltamos las ataduras que nos mantienen
esclavos del dolor de lo que no sabemos resolver. Desapegarse nos lleva a no
tener miedo a perder eso a lo que estamos aferrados, a ser felices sin tener
que poseer ese objeto o a esa persona, a disfrutar del equilibrio mental,
emocional y físico, y a fluir placenteramente en la vida.
Practicar el
desapego es darnos cuenta de que si obtenemos lo que deseamos es muy bueno,
pero si no lo conseguimos no es el fin del mundo, nuestra vida está bien y
podemos vivir felices, concentrándonos en todo lo que la vida tiene de bueno y
sintiéndonos agradecidos por ello. Así multiplicamos lo positivo, porque
permitimos que las cosas se den por sí solas en lugar de intentar
controlarlas y forzarlas.
Ejercita tu
desapego
Para comenzar a
cultivar el desapego, primero trata de comprender cuáles son tus apegos, toma
conciencia de ellos y abre tu mente, para que entonces lo que te tiene
esclavizada vaya perdiendo poder en ti y logres liberarte del dolor.
• A lo
largo del día ten momentos de silencio contigo misma y practica la
serenidad, la reflexión y la prudencia.
• Reflexiona en cuáles son
los objetos de deseo que a ti individualmente te provocan infelicidad,
intranquilidad o angustia.
• Analiza de qué forma te afecta la obsesión
por tenerlos, cómo experimentas ansiedad y preocupación al no
conseguirlos.
• Observa la sensación de vacío y/o frustración que sufres
si es que se han terminado el gozo y la alegría que experimentaste al
tenerlos.
• Anota en un papel los objetos de deseo que te tienen apegada y
revísalos para detenerte en cada uno y decirle: “En realidad no estoy
atada a ti, sólo me engaño pensando que sin ti no puedo ser feliz, pero hoy me
te suelto para siempre y soy libre”. Intenta repetirlo cada día al despertar y
antes de dormir para programar tu mente de forma positiva.
Para poder
desprendernos de los objetos de deseo y soltar las ataduras, la clave está en
cambiar nuestra programación mental, dirigiendo los pensamientos de tal forma
que nos guíen hacia la felicidad.
Tú eliges: ¿tus
apegos o tu felicidad?
El desapego te
hará encontrar más fácilmente soluciones a los problemas, a la confusión
y al caos. Te hará mantenerte abierta a una infinidad de posibilidades
y te llevará a encontrar la seguridad. Pero sólo de ti depende liberarte
de lo que no te permite moverte ni crecer.
El desapego te recompensará con una
paz interior profunda, una felicidad plena, una vida sin culpas, llena de
motivaciones y entusiasmo. Y al disfrutar las cosas y a las personas en tu
vida, gozarás de una gran la capacidad de amar y ser amada.
Fuente:http://blogs.mujer.esmas.com
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