jueves, 6 de marzo de 2014

“De regreso a clases”


MARIA PAZ MURARO
Columnista EM  De todo un Poco”  de  Peñolalén
Publicación: VIERNES  07 de  Marzo, 2014
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Una vez más la familia ha sorteado las vacaciones de los niños, han armado panoramas y paseos y en el mejor de los casos han salido de su ciudad a conocer nuevos lugares. Atrás quedaron los días en que salir por la mañana al trabajo es relajado y hasta agradable, ya que con menos tacos y sin escolares a la vista, manejar puede llegar a ser un placer. Por lo demás nadie debe pelear por levantarse o lavarse los dientes, no hay que preparar almuerzos o mochilas ni mucho menos correr a horas insospechadas a la librería a comprar cosas inusuales que no sabíamos que existían, en Chile al menos.


Ha llegado marzo, o en algunos casos fines de febrero, y comienza la rutina semanal. Ir y venir, organizar presentaciones, reuniones de curso, conseguir disfraces, juntar tapitas o cajas, en fin.  Hacemos un gran esfuerzo, todo por nuestros hijos. Sin embargo, ¿están ellos efectivamente “listos y preparados” para iniciar un nuevo ciclo en el año escolar?.



Muchas veces suponemos que por haber estado de vacaciones, los niños han descansado lo suficiente y “cargado las pilas” para el retorno al colegio, pero es posible que producto de los desórdenes en los horarios y rutinas, la permanente entretención en juegos virtuales, las comidas menos saludables y a deshoras, pasen la cuenta al final del verano. Además para ser sinceros, la mayoría de los niños y niñas prefieren estar de vacaciones en casa antes de levantarse para ir a clases. 

Por lo que son siempre bien recibidos los consejos para que este proceso de adaptación sea lo menos complicado y más llevadero, ya que no sólo implica el volver al colegio de parte de los hijos, sino que es también el retorno de los padres al sistema escolar.

La primera y más básica recomendación que todo experto en el tema propone es que un tiempo antes del día “D”, los niños se acuesten más temprano, a fin de volver poco a poco a la rutina y al hábito del sueño, pero no es sólo “preparar el cuerpo” para descansar y acomodar nuevamente los horarios de noche y días. Es mucho más, ya que predispone psicológicamente a un cambio, a asumir un proceso y a cumplir con los nuevos propósitos. En niños pequeños es difícil que realmente imaginen el “levantarse temprano” ya que algunas veces los tiempos y las horas no están aprendidas; pero en niños más grandes que ya conocen el sistema, implica en algunas ocasiones, más de una discusión. Así que el poco a poco volver a acostarse temprano y levantarse igual, permite asumir el fin de las vacaciones. 




Por otro lado, es necesario ajustar las rutinas en los horarios de desayuno, almuerzos y cenas, ya que muchas veces el primer alimento de nuestros hijos es a media mañana, lo cual significa que alrededor de las 7 am probablemente no apetecerán tomar leche u otros alimentos. Por lo tanto del mismo modo que los horarios para dormir y levantarse debemos procurar que la rutina vuelva a la alimentación. Demás está decir que se deben evitar las golosinas, chocolates, helados, bebidas y otras cosas ricas, pero altas en azúcares y grasas, que provocan que los niños se estimulen y aceleren, no permitiendo un estado de concentración adecuado a las nuevas exigencias. Promover la alimentación sana, no sólo ayuda al cuerpo, sino a la mente. Está comprobada la relación entre el consumo de frutas y verduras y el desempeño cognitivo en tareas que requieren esfuerzo y concentración mental, mejorando los niveles de aprendizaje.

Con estos dos consejos básicos se promueve volver al hábito escolar. Sin embargo, debe considerarse que el logro escolar no sólo depende de estos elementos, sino de constancia en el quehacer cotidiano de tareas y deberes. Es así como, importante y necesario, debemos ayudar a estructurar el tiempo de los niños en casa, con un horario organizado para estudiar y preparar material además de un horario para jugar y distraerse. Aun cuando no tengan tareas pendientes durante el primer tiempo, es necesaria crear esta organización para promover el hábito de estudio. Busque un lugar tranquilo y sin muchos estímulos para el aprendizaje del niño, que se convierta en el único lugar de la casa donde logre concentrarse, en un modo de condicionar su atención y disposición al estudio. Además procuraremos que dispongan de todos los materiales a mano y así evitar que se paren constantemente a buscar cosas y con ello pierdan tiempo y atención. 

Igualmente relevante es estar atentos a los materiales que se les piden en el colegio y que muchas veces nos obligan a ir a última hora por la tarde a comprarlos, es bueno enseñarles que es una responsabilidad que deben asumir desde el primer día, lo mismo que preparar presentaciones con anticipación, evitando que nos quedemos hasta tarde haciendo una maqueta o recortando figuras para una disertación, cosa que en nada ayuda al aprendizaje, no sólo de la materia en cuestión, sino del valor de la responsabilidad. El mejor aprendizaje se da por el ejemplo de los padres y no necesariamente por lo que les decimos a nuestros hijos. 




Por otro lado, debemos enseñarles a preparar su mochila y ropa el día anterior, a fin de evitar correr en la mañana por cosas olvidadas o perdidas, lo que genera estrés y discusiones innecesarias.


Finalmente, es una buena estrategia buscar el apoyo y las opiniones de otros padres y apoderados, quienes se encuentran con retos similares a los nuestros y en conjunto ofrecer contención, asumiendo un nuevo año con desafíos y metas a cumplir.


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